El brusco cambio en mi estado de salud sufrido desde el jueves 13 será una circunstancia favorable para ganarme la indulgencia de los editores de este diario y de los lectores de esta columna, ya que la situación no está para creatividades. Ante todo, agradezco a quienes han expresado interés por mi salud.
También pido dispensa por dedicar este espacio a un asunto relativo a mi persona. El mes pasado, Nasarquín Santana presentó el libro Cuentos libres, de mi autoría y produjo un documento de cuatro mil palabras, del cual cito unos párrafos en este artículo.
Dice Nasarquín:
Podríamos imaginar que, durante el proceso de construcción de Cuentos libres, la caja donde el autor fue colocando las piezas de su ensamblaje, sufre una transformación que finalmente la convierte en una suerte de tren espectacular que hace escala en veintitrés estaciones mágicas.
Abordar ese vehículo maravilloso conlleva tan solo el riesgo de disfrutar de un viaje divertido iniciado por el propio autor en la estación preparatoria de Prologuillo, y que luego de parar en veintidós lugares impresionantes, termina en la estación que lleva por nombre La pregunta.
Es el propio autor y conductor quien desde un principio se ocupa, en la estación inicial, de describir el origen que da forma y sustancia al genial tranvía de su invención, y donde anticipa el propósito del recorrido que está por comenzar.
Tras salir de Prologuillo y avanzar hasta la estación donde Cuentos libres hace su primera parada, el pasajero, sin necesidad de moverse de su asiento, presencia de repente la escena en la que el dueño de un restaurante que ha iniciado con buen pie, enfrenta el peligro de una invasión de moscas que amenaza con arruinar su negocio.
Cuentos libres no avanza en línea recta. Tiene sus giros, todos interesantes, para entregar en su recorrido una visión panorámica y total del paisaje que atraviesa.
Al concluir el viaje a bordo de Cuentos libres, experimentamos la sensación de haber viajado sobre una obra extraordinaria de ingeniería diseñada por un especialista con pleno dominio del lenguaje y la sintaxis, que mediante una prosa sencilla y depurada y el uso de una comunicación efectiva, demuestra un manejo magistral del arte de transmitir las emociones, los sentimientos y las sensibilidades, así como los altibajos, debilidades, virtudes y defectos individuales, del elenco de personajes que concurren en su narrativa.
Hay además en Cuentos libres una excelencia evidente en la estructuración del cuerpo narrativo, así como en la técnica maestra empleada por el autor para construir los desenlaces.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).