Miguel Mejía, o Miguelón como lo llamaba Chávez cuando aquel vivía en Venezuela, líder del Movimiento Izquierda Unida (MIU), acaba de demostrar que como afirmara Juan Bosch “no es necesario que un partido sea grande para tener influencia en el pueblo” o en un sector del pueblo o para lograr éxitos políticos.
Y no solo él, también ya lo han demostrado otros como Guillermo Moreno, Hatuey Decamps, Luis Acosta (El Gallo), o hasta Vincho Castillo.
Miguelón lleva en dos gobiernos más de 8 años como ministro “sin cartera” en un invento de Danilo Medina que lo encargó de “políticas de integración regional”, pero desde 1996 el dinámico político había estado cercano del otrora poderoso PLD, siendo hasta embajador en el gobierno de Leonel.
En este momento “es tendencia” cuando el presidente Abinader lo destituyó del cargo al cual Mejía dice que había renunciado y estimó que ese despido era una “condecoración”.
Ya se sabe que Abinader lo había dejado como ministro más de 4 años por su cercanía con el extinto padre del presidente, pero nadie ignora las muchas gestiones que Mejía ha realizado con los países del campo socialista como Vietnam, China, Cuba y la misma Venezuela, en favor de nuestro país.
Según el Nuevo Diario la destitución fue por un irrespeto al mandatario porque Mejía dijo que este gobierno iría al “zafacón de la historia” y “había sido torpe” por haber permitido el secuestro de un avión venezolano que se lo llevaron agentes de Estados Unidos.
Realmente hay que admitir que el presidente tiene el derecho de sacar de su gabinete a alguien que no comporta sus criterios, aunque eso muestre intolerancia, pero el ser ministro no obliga a ningún ciudadano y menos un líder de un partido a que no tenga opinión propia o que no defienda la soberanía nacional.
A Miguel Mejía, y por tanto a sus seguidores en el MIU, les corresponde ahora seguir demostrando que lo que habían logrado internacionalmente no era por tener un “carguito” sino porque tienen decisión y calidad política y además que como dice Rafael Ruiz “no es el cargo que hace a una persona, sino que es el individuo quien le da brillo al cargo”.
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(El autor es abogado y periodista residente en San Juan, Puerto Rico).