Por Cristina Caicedo Smit
Washington (VOA).- La pandemia del coronavirus ha golpeado las economías del mundo. Millones están desempleados, miles de empresas se han declarado en bancarrota y por ende los ingresos y el acceso a comprar alimentos básicos se ven limitados en las familias
Esta situación, según el informe recientemente publicado por la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), y que se trabajó en conjunto con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura, (FAO por sus siglas en inglés), podría causar que millones de personas en América Latina y el Caribe lleguen a caer en pobreza extrema y desate una hambruna sin precedentes en la región.
«Producto de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en 2020, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán dichas personas para acceder a los alimentos», advierte el comunicado presentado por la CEPAL.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, explicó parte de la situación actual: «El problema de acceder a los alimentos no es un problema de cadena de suministros, es un problema de ingresos de que no tienen el suficiente ingreso para acceder a la cadena alimentaria. Entonces nosotros vemos que 83.5 millones de personas van a caer en la pobreza extrema con un con una caída de crecimiento de menos 5,3”, dijo la secretaria en una entrevista a la Voz de América.
La secretaria Bárcena anticipa que los países más afectados serán El Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua, que además ya observan el preocupante descenso del ingreso de las remesas provenientes de Estados Unidos. A estos se suman los países del Caribe.
Y pese a que algunos de los gobiernos de la región están haciendo esfuerzos para poder ayudar a su población, Bárcena indica que necesitarán la cooperación Internacional.
“Ahí creo que las organizaciones las instituciones financieras internacionales es urgente que acudan al llamado de estos países», dijo en alusión a naciones de Centroamérica y el Caribe.
«Son países que están en gran necesidad y creo que las instituciones financieras internacionales, especialmente también la banca multilateral, el Banco Mundial, el BID, la CAF , el BCIE y el Banco Caribeño de Desarrollo están realmente orientando recursos para apoyar a los países, agregó Bárcena.
Para Claudio Loser, exdirector del Fondo Monetario Internacional para el Hemisferio Occidental, la disminución del producto interno bruto en América Latina representa desafíos aún mayores para los países con economías emergentes y su habilidad para conseguir préstamos o ayudas internacionales.
“Están todos dispuestos a prestar y también a prestar en estas situaciones difíciles, para proteger a la gente de menores recursos, pero no es que vaya a alcanzar, en este caso los países van a tener que endeudarse y extender los plazos”, dijo en una entrevista exclusiva a la VOA.
En vista de estos desafíos, organismos como la CEPAL proponen dos soluciones, una es implementar un ingreso básico de emergencia, por seis meses, que sea dirigido a aquellas familias que están por debajo de la línea de la pobreza y, el segundo, un ingreso monetario de 67 dólares al mes, mientras pasa la pandemia.
Asimismo, el documento presentado por la CEPAL y FAO, recomienda la aplicación de una serie de medidas que ha convertido en un decálogo, entre esas menciona:
- – Reforzar los programas de alimentación escolar para garantizar la alimentación de niños, niñas y adolescentes.
- – Apoyar las iniciativas de asistencia alimentaria de las organizaciones de la sociedad civil.
- – Apoyo financiero (crédito y subsidios productivos) para las empresas agropecuarias, orientado principalmente a la agricultura familiar.
- – Ajustar los protocolos de sanidad y salud en la producción y el transporte de alimentos y en los mercados mayoristas y minoristas.
Y asegurar el financiamiento, la asistencia técnica y el acceso a insumos y mano de obra a los agricultores y pescadores artesanales, entre otros.
(Con colaboración de Herbert Zepeda.)