A Pleno sol
El pasado año escolar quedo congelado en medio de la pandemia. No pudo ser concluido, y las escuelas públicas quedaron como centro de distribución del almuerzo escolar. Ahora se quiere imponer la continuación de la tanda extendida, sin analizar las realidades sacadas a relucir por la pandemia.
La tanda extendida es una medida importante para lograr el avance y desarrollo de la escuela dominicana. Se le facilita el desayuno, el almuerzo y un refuerzo mientras están en la escuela de 8 de la mañana a cinco de la tarde.
Pero el principal problema de la escuela dominicana es el déficit de aulas. La tanda extendida en vez de solucionar este problema, lo ahonda. Antes en un plantel se ofrecían dos o tres tandas de docencia, ahora solo hay una.
En el subdesarrollo del sistema educativo público en vez de una sola tanda, que es la extendida, lo ideal sería tener una primera tanda, de ocho de la mañana a una de la tarde; la segunda, de dos a cinco y media de la tarde, y una tercera para los que trabajan en el día, a las seis de la tarde..
Hay que pensar que también hay un déficits de profesores, pero lo más trascedente es el bajo nivel de muchos educadores, que viniendo de otras profesiones, han pasado una prueba que le fue hecha a la carrera. Las malas notas de los estudiantes de primaria y el bachillerato se deben a profesores incapaces.
A los maestros que se han anquilosados en el sistema, que solo piensan en cobrar a fin de mes, a esos hay que aplicarles la baja. Se necesita relanzar a la escuela con buenos profesores, dedicados y responsables.
La Asociación Dominicana de Profesores puede jugar un papel estelar en esta acción. Un gremio tiene la función principal de dar protección a sus afiliados, pero ello no puede servir para facilitar que incapaces tomen la tiza y se coloquen frente al pizarrón, sin tener la mínima capacidad.
Después del fracaso del pasado año escolar, hay desde ahora que ir planificando el venidero. Cierto que vendrán nuevas autoridades el 16 de agosto, pero estamos viviendo bajo las consideraciones de un estatus constitucional donde se garantiza la continuidad del Estado.
La escuela tiene que cambiar, hay que modernizarla y hacerla operante. Hay que ampliar los programas de alfabetización, y que cada niño tenga un pupitre. En estos nos jugamos el futuro del país, no nos podemos dormir. ¡Ay!, se me acabo la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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