Por Frank Valenzuela
Montecristi (República Dominicana).- Con el mensaje contundente «Yo soy político, pero no populista», el ingeniero Julio César Estévez, nuevo administrador del Proyecto La Cruz Manzanillo, ha iniciado una intervención profunda en la nómina de la institución que ha resultado en la desvinculación de 18 de los 30 funcionarios del complejo los cuales recibieron ingresos por sueldos y salarios por encima de los generados por el complejo agrícola durante el año 2023. Esta medida, vista por muchos como una barrida a la ineficiencia y a las «botellas» políticas, permitirá un ahorro de casi un millón de pesos mensuales al reducir una nómina que supera los ingresos anuales del proyecto para el año 2023.
Estévez, reconocido por muchos como un técnico eficiente y productor destacado de banano y arroz, tomó posesión del cargo tras realizar un informe exhaustivo sobre el funcionamiento interno del proyecto. Su gestión ha sido marcada por decisiones firmes, orientadas a revitalizar una institución que enfrenta una crisis catastrófica. Cabe destacar que, debido a esta crisis productiva, La Cruz Manzanillo dejó de exportar banano hace tres años, lo que evidencia la gravedad de la situación.
Entre los desvinculados o trasladados de funciones se encuentran varios dirigentes del Partido Revolucionario Moderno (PRM), como Rafael Guzmán, ex subdirector administrativo del proyecto y presidente del PRM en el municipio Pepillo Salcedo, quien fue enviado a una función operativa en las fincas del proyecto; el gerente financiero Pablo Ramos fue desvinculado. También fueron desvinculados José Alcibíades Escarfuller, ex subdirector técnico y Gladis Rivas, ex directora de la junta distrital de Palo Verde; entre otros.
Estos funcionarios, debido a sus funciones políticas, estaban desconectados de las tareas administrativas y productivas, pero recibían salarios que oscilaban entre los 100,000 y 40,000 pesos mensuales. Esta decisión busca alinear el personal con las necesidades operativas reales del proyecto y eliminar gastos superfluos que afectan la rentabilidad del complejo.
Actualmente, el proyecto presenta una situación crítica. A pesar de disponer de más de 30,000 tareas de suelos cultivables, la situación productiva revela que solo cuenta con menos de 800 tareas de banano en condiciones regulares, muy por debajo de las 8,000 existentes en el año 2020. Esta drástica reducción refleja los desafíos que enfrenta el complejo y la urgencia de implementar estrategias efectivas para recuperar su capacidad productiva.
Al igual que la disminución en la producción de banano, otros rubros también han disminuido, como el plátano, la yuca, auyama, batata y vegetales. Esto evidencia el potencial agrícola de la institución y la posibilidad de diversificar las actividades para generar mayores ingresos y estabilidad económica.
Un análisis detallado del personal reveló que los sueldos de 30 funcionarios y empleados consumen más recursos de los que el proyecto podría generar. Especialmente llamativo es el caso del encargado de plátano, cuyo salario anual representaba cerca del 20% de los ingresos totales por la venta de este producto en 2023. Esta desproporción financiera subraya la necesidad de ajustar la nómina a la realidad económica del proyecto.
Se ha denunciado que la gestión anterior, encabezada por el gerente administrativo Rafael Guzmán, el gerente financiero Pablo Ramos y el encargado de producción Orlando López, permitió la ocupación de particulares en más de 5,000 tareas sembradas de plátanos. Según informes, algunos de estos funcionarios tendrían cultivos personales en propiedades pertenecientes a La Cruz Manzanillo, lo que plantea serias preocupaciones sobre posibles conflictos de interés y manejo inapropiado de los recursos públicos.
El Centro Bahía de Manzanillo para el Desarrollo Regional (CEBAMDER) ha destacado la crisis de nómina que afecta al proyecto. Según esta organización, los salarios elevados y la duplicidad de funciones han contribuido al deterioro financiero del complejo. CEBAMDER señala que la gestión económica cuestionable y la falta de políticas financieras sensatas han llevado a una situación insostenible.
Con esta medida, observadores conocedores de La Cruz Manzanillo consideran que la nueva administración encabezada por Estévez busca revertir esta tendencia mediante acciones concretas y transparentes. La reestructuración del personal y la optimización de los recursos son pasos fundamentales para recuperar la rentabilidad y eficiencia del Proyecto La Cruz Manzanillo. Se espera que estas acciones sientan las bases para una nueva etapa de crecimiento y desarrollo en uno de los complejos agrícolas más importantes de la región.
La intervención de Estévez es vista como un golpe directo a la ineficiencia y al clientelismo político que había permeado en la institución. Al enfrentar de manera decidida las «botellas» políticas y priorizar la eficiencia operativa, el nuevo director muestra un compromiso claro con la recuperación y fortalecimiento del proyecto.
La comunidad y los sectores productivos mantienen expectativas positivas ante estos cambios. Confían en que, bajo la dirección de Estévez, La Cruz Manzanillo recuperará su posición como pilar del desarrollo agrícola y económico de la región, generando empleo y oportunidades para sus habitantes.