A Pleno Sol
Los dados tirados sobre la mesa indican que Estados Unidos, Canadá y las Naciones Unidas tienen un viejo sueño y es que el país permita que el territorio sea utilizado como centro de refugiados y de acopio de guerras.
El presidente Luis Abinader ha sido firme, ha rechazado esas intenciones, y en sus comparecencias es claro de que el territorio nacional no se usará para campamentos de refugiados.
De hecho, siempre ha resaltado que dominicana no tiene el menor interés en meterse en la lucha de Haití, y que el desenlace de lo que pasa allí es una obligación de las grandes potencias y las Naciones Unidas.
Si ha aclarado que defenderá la soberanía nacional y prueba de ello fue cuando los haitianos represaron el río Masacre y la posición dominicana fue tajante, al oponerse a ese abuso y cerrar la frontera.
La ONU tiene la fuerza suficiente para lidiar con el problema haitiano. Bajo su patrocinio, pero no su bandera, hay una intervención de kenianos. Enviar hombres a pelear a Haití no es una decisión del Consejo de Seguridad, sino una salida de las grandes potencias.
La República Dominicana ha sido muy condescendiente con Haití, y a pesar de todas las facilidades y oportunidades que encuentran lo haitianos aquí, Amnistía Internacional nos da un trato descortés e injerencista.
Cada informe tiene que partir de sus particularidades y de lo que se busca. Solo tiene que ir Amnistía Internacional a los Estados Unidos para ver injerencias y trato violento contra los migrantes.
Es fácil levantar la calumnia contra un país pequeño, sin tomar en cuenta el desenlace con las grandes potencias. No puede el país, ni su gobierno, caer en esta trampa. No somos responsables de la crisis haitiana, que debe ser resuelta en su territorio.
El gobierno dominicano tiene que seguir con el acceso regulado de la frontera, perseguir a los ilegales, tener la inteligencia y buena intención para dar seguimiento a que pandilleros penetren a territorio nacional.
No necesitan los Estados Unidos la ayuda dominicana para establecer campamentos de refugiados en Haití, tampoco hacernos responsables y utilizarnos de trampolín de trasiego humanitario, para ser descargada aquí y remitida a Haití.
Para los dominicanos la única salida posible en el caso haitiano, es mantener fuera las manos y las ideas del vecino país, que la crisis actual o las futuras, sean resueltas por Haití.
No se olvide que ya hay provocaciones con el represamiento del río Masacre. Los organismos internacionales no han acusado y sancionado a los haitianos por violar acuerdos internacionales con el desvío del cauce de un río que favorece a los dos países.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).