El tema de si las redes sociales son suficientemente seguras o no para los niños y adolescentes, al parecer, no es tomado en cuenta por los padres de familias ni los encargados de proteger la salud mental de la población.
En lo particular, siento una gran preocupación porque no se está prestando atención a esa pandemia informática generada por el uso incontrolable en nuestros niños y adolescentes de los dispositivos electrónicos (celulares, tabletas, computadoras). No es raro ver a un niño de dos y tres años distrayéndose, sin supervisión, con juegos en un celular, un ritual que por igual incurren los adolescentes y adultos mayores.
Hay estudios interesantes en torno a esa realidad, como uno desarrollado por la Unesco que destacó los efectos nocivos de las pantallas en el desempeño de los alumnos. El documento mostró que 1 de cada 4 países ya tiene normas para restringir el uso de celulares en las escuelas. Son pocos.
Leí un informe de ¿Cómo mantener a los niños y adolescentes lejos de las pantallas? Lo publicó el Listín Diario en su edición virtual del 18 de agosto de 2024, sección La Vida. Léanlo, lo recomiendo, El enlace es el siguiente: https://listindiario.com/la-vida/20240818/como-mantener-ninos-adolescentes-lejos-pantallas_821916.html
Se trata de un reporte muy extenso elaborado por expertos de diferentes países en asuntos conductuales, que ponen en alerta a entidades médicas y de protección de la infancia y adolescencia.
Las investigaciones revelaron impactos nocivos que van desde problemas en el aprendizaje hasta riesgos por el contenido que se difunde en las redes, como “conductas alteradas, sedentarismo, miopía, debilidad muscular, perturbación del sueño, aislamiento social progresivo. Todo esto agravado por los riesgos de ideologías extremistas, publicidades nocivas, constante comparación con los demás, promoción de dietas absurdas, fake news (noticias falsas) , estafas, pedofilia y todo lo que circula sin frenos por esas herramientas informáticas”.
Doce estudios que evaluaron adolescentes de 10 a 19 años por medio de un examen de resonancia cerebral, realizado por investigadores del University College of London, en el Reino Unido, mostró que aquellos con dependencia a internet sufren alteraciones en el cerebro y cambios de conducta asociados a la capacidad intelectual, coordinación física, salud mental y el desarrollo.
Se ha comprobado que la adicción a las redes sociales y al uso prolongado de dispositivos electrónicos puede alterar la química cerebral y resultar en una dependencia psicológica significativa.
El estudio cita declaraciones de la dominicana Abril María Arias Taveras, psicóloga clínica, terapeuta familiar, que afirma haber presenciado la falta de control de esfínteres, o sea, niños haciendo sus necesidades fisiológicas en las sillas para no soltar los aparatos. Ella observa agresividad, disturbios del ciclo del sueño, déficit en la atención y deficiencias visuales, como problemas que ve en su consultorio debido al uso excesivo de dispositivos. También trató a niños que agredían a sus familiares cuando estos decidían sacarle los aparatos.
Además, se apunta la incidencia de ciberbullying (burlas) en instituciones educativas regionales. Según un informe presentado por la ONG Centros Comunitarios de Aprendizaje de Venezuela, durante el año 2023, fueron contabilizados 191 casos de riesgo de suicidio en niños y adolescentes del país, lo que representó un aumento del 17,9% en relación al año 2022, cuando la organización documentó 162 casos.
“Frente a tantos riesgos, surgen iniciativas en la dirección opuesta y que han resultado acertadas. Desde las escuelas, hasta las familias y el poder público, son muchos los frentes en los que sectores de la sociedad civil, se han desempeñado para revertir el problema. Es importante postergar el acceso a las redes sociales al menos para lo mínimo recomendado por las propias plataformas: 13 años. Sin embargo, en una realidad en que cada vez más niños tienen acceso, y que el uso entre adolescentes es extremadamente elevado, uno de los frentes que ha crecido es el de la educación mediática”, dice.
El problema del uso del celular o tableta en la escuela es grave, especialmente al inicio de la adolescencia, cuando los jóvenes necesitan socializarse más y hay necesidad de una mayor comunicación con los compañeros.
Desconozco si en nuestras escuelas públicas se regula el uso de esos dispositivos. Sí sé que en algunos colegios privados no se permiten.
Nuestros hijos adolescente, que son exigentes, han adoptado una cultura globalizada de encerrarse por horas en una habitación, no hablan con nadie, manipulando esos equipos desde que despiertan y se acuestan de madrugada.
Por eso se duermen en las clases. Es decir, se aíslan, olvidan comer y hacer las tareas escolares, generando un bajo rendimiento escolar. No son supervisados por los padres, de manera que se convierten en víctimas de los vicios tecnológicos. Debemos aprender a seleccionar las cosas ventajosas de esas herramientas.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).