Quizás, el fin de la existencia humana nunca ha estado tan cerca de ser una realidad como en estos momentos actuales… Las locuras que desencadenaron la Primera y Segunda Guerras Mundiales no tenían el argumento que tendrá la tercera…
Aquellos locos empapados de «faraones» carecían de la fuerza militar para destruir el mundo como hoy, lamentablemente, gozamos…
Hoy, tenemos la capacidad de destruirnos hasta las cimientes en lo que se conoce como «tierra arrasada». Tantas armas de destrucción masiva no sirvieron para escudarnos en la susodicha excusa de «prevenir e intimidar».
La competencia se ha igualado y ya no son solo dos los poderosos; ahora contamos con muchos protagonistas de un holocausto que no muestra signos de detenerse.
La ambición sigue rigiendo la mente humana. El poder aún es un deseo perseguido y el establecimiento mundial, es decir, la forma económica en la que está regido el mundo, está dando un giro de cambios que no les conviene a «la corporación» que ha gobernado detrás de la sombra.
Estos cambios son el origen de los conflictos actuales y los que promueven el incremento hacia una confrontación mundial. La hegemonía del dólar está amenazada y con ello la riqueza de los que han creado el sistema.
La guerra de Ucrania y los atentados a Israel que han ocasionado el genocidio en Gaza podrían ser las excusas que den comienzo a una lucha de extinción en busca de mantener el «orden mundial» establecido.
Desde Ucrania se abre el frente en contra de Rusia con la participación de los Estados Unidos y la mayoría de países europeos. Desde Israel, se promueve la lucha que lo llevará a enfrentar a Irán, Turquía y demás vecinos árabes y persas.
Desde este escenario de caos, los chinos se mantienen a favor de Irán y Rusia, quienes junto a la India y Brasil son los principales promotores de la nueva moneda llamada BRICS, que amenaza el reino del dólar.
Estos y otros países más abarcan el 45% de la población mundial cuyo principal objetivo «inicial» fue el de incrementar las oportunidades de inversión. El grupo mantiene un crecimiento imparable y podría, en un futuro cercano, tomar las riendas de la economía mundial.
No hay que ser muy ducho o inteligente para darnos cuenta del juego de ajedrez que se está jugando actualmente y de cómo «estas guerras» sin lógica sensata se han provocado.
Un sistema de seguridad israelita descuidado de manera insólita e infantil, que permitió el acceso de asesinos a mansalva, dando excusas para aplastar a un pueblo que ha sido humillado por años por ellos mismos.
Una Europa incitando a Ucrania a romper acuerdos de no acercar ejércitos «enemigos» a la frontera rusa y de suplirlos con armas para que «se vayan fajando» mientras ellos van viendo las reacciones rusas y que tanto continuarán provocando.
La manipulación mediática está en marcha, ya que la guerra que se avecina necesitará de muchas manos que «crean» el por qué están luchando. Seremos como los millones de muertos de la primera y segunda, pero los sobrevivientes no pasarán del millar…
Al final no habrá final, sino un principio turbio y humeante, donde «un historiador» escribirá con pluma de ganso y con la tinta más abundante… roja.
No tendrá mucho que decir; solo medio sonriente y compungido, meditará en los absurdos del hombre y de cómo todo terminó en nada… Para nada. Mientras ubica la cueva que le dará abrigo. ¡Salud!. Mínimo apocalíptico.
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(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).