El Ministerio Público realizó un amplio operativo en La Vega, focalizado en la lucha contra el chantaje digital, durante el cual fueron apresadas varias personas y ocupadas diferentes evidencias que les vinculan con esa actividad delictiva.
Así dice el órgano de persecución de delitos en un comunicado suministrado a los medios de comunicación en el que precisa que se han ejecutado varios allanamientos y arrestos en respuesta a delitos de extorsión y chantaje a través de las redes sociales.
Durante el operativo se obtuvo evidencia de transacciones financieras y envíos de remesas a personas relacionadas con la estructura criminal. En los allanamientos se incautaron 10 dispositivos móviles y una computadora laptop.
Según el Ministerio Público, los implicados usaban perfiles falsos en redes sociales para atraer a sus víctimas con fotos sugestivas. Posteriormente, grababan y editaban pantallas de video-llamadas para simular que la víctima estaba involucrada en conversaciones inapropiadas con menores de edad, lo que les permitía extorsionarlas.
Es una buena noticia. Los últimos años se han publicado acciones de esa calaña puestas en prácticas por piratas informáticos nacionales e internacionales. El sistema phishing (robo de identidad y datos) permite a esos malhechores vaciar las cuentas bancarias de los inocentes ciudadanos.
En lo personal, he recibido llamadas raras de números telefónicos de origen desconocido (de Asia, Estados Unidos y otros destinos) los que bloqueo de inmediato y los reporto, sin contestar.
Así es que cometen los fraudes. Recientemente recibí llamadas con un “ola”, de un número cuyo código de área es +971, +972, +47, +93, correspondientes a Dubái, Israel, Noruega, Afganistán, respectivamente. No conozco a nadie en esas ciudades.
Igualmente, las he recibido del terreno local con números que no conozco. Me dicen que esas llamadas las hacen los delincuentes desde las cárceles.
La meta de los piratas informáticos es sacar información personal para elaborar un perfil falso y acceder a las cuentas financieras y de las redes sociales.
Lo cierto es que la sustracción de identidad se ha convertido en un problema del diario vivir. Los delincuentes usan mensajes de correo electrónico y de texto para tratar de robarle las contraseñas, números de cuenta o de Seguro Social. Ese accionar se conoce como “ataques de phishing”.
Este acto ilícito tiene consecuencias muy graves en la vida de una persona y penalidades drásticas para los propiciadores. Pero la práctica continúa.
Dado que esta amenaza se vuelve cada vez más común, se aconseja adoptar medidas para protegerse de tales riesgos. Nunca darle a nadie el número de Cédula de Identidad y Electoral, ni de cuentas bancarias, es una excelente decisión para no ser estafado.
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(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).