Reflexiones en campaña #28
Desde que se anunció públicamente el coronavirus SARS-CoV-2, como lo llama la comunidad científica, o COVID-19 como lo identificó la Organización Mundial de la Salud (OMS), con avidez comenzamos a leer cuanto informe u opinión publicaban expertos en todo el mundo.
Desconcertados, recibíamos noticias desalentadoras porque la elevada tasa de contagios implicaba que más temprano que tarde llegaría a la República Dominicana.
Muchos todavía se preguntan si nuestro país caribeño, con una temperatura media anual de 25 grados centígrados, porque hemos tenido tantos infectados y muertos, frente a otros países con más o menos un clima similar al nuestro.
Esto porque se suponía, cuando menos se había publicado, que el calor y el virus no eran compatibles, aunque eso no ha resultado completamente cierto de acuerdo a la experiencia acumulada-
Aunque no tenga el aval de expertos nacionales, analizando varios factores inherentes al tema es posible forjarse una idea aproximada de la virulencia y persistencia nacional de este virus, a saber:
- 1ero.) Tenemos una importante población extranjera residiendo en nuestro país, en términos cuantitativos, siendo dicha población mayoritariamente originaria de los países donde la pandemia se fue de control: España, Italia, Rusia, Canadá, Estados Unidos de América, México, entre otros.
- 2do.) Somos el país que más turismo recibe de toda Centroamérica y el Caribe. Por eso, estamos expuestos y tenemos mayor proclividad al contagio.
- 3ro.) Estamos en campaña y los candidatos presidenciales y congresuales hacen reuniones presenciales, que de un modo u otro no en todas ellas se cumple un riguroso protocolo sanitario, lo que convierte a muchas de estas actividades en un vector contagioso del virus.
Una de las preocupaciones que hemos tenido en el Foro Permanente de Partidos Políticos de la Republica Dominicana (FOPPPREDOM) es la preocupante que resulta ser la posibilidad tan alta que tienen de contagiarse los políticos y sus familiares, y posteriormente los electores en la jornada comicial del 5 de julio y más aún en la segunda vuelta electoral.
El hecho de que se hayan infectado Luis Abinader y su señora aumenta más esa preocupación, pero fue decisión de los partidos en participar en las elecciones en condiciones deplorables. Nuestro deber primero era proteger la salud de nuestros ciudadanos, pero no lo hicimos y ojalá las consecuencias no sean de gravedad.
Sin embargo, sé también que existe un deseo tan inmenso de salir del PLD y del gobierno que muchos pensaron peligroso darle alguna oportunidad de tiempo.
Hoy de verdad no sé cuál de las dos razones tendrá validez porque la pandemia ha fortalecido a los morados y debemos admitirlo, sobre todo porque le permitió invertir más de 100 mil millones de pesos en programas sociales de corte electoralista.
El COVID cambió la política en todo el mundo, claro está, aquí también. Ahora estamos en un proceso de aprendizaje, pero lo que sí está comprobado es que las prioridades del elector han cambiado y se conjuga en la palabra «seguridad» para evitar ser contagiado y «seguridad económica».
Es por ello que esta COVID política nuestra está cambiando la correlación de fuerzas en términos electorales y no estoy de acuerdo en hacernos creer que las opciones de oposición divididas pueden enfrentar no solo a un partido sino al poder del gobierno, por eso es que en la segunda vuelta la oposición deberá marchar unida con el que clasifique, si el gobierno de manera torpe insiste en hacer clasificar al delfín del presidente.
La pandemia lo ha cambiado todo, ahora la mayoría de las reuniones son virtuales y deberá incrementarse ese mecanismo porque, al parecer, serán decenas de integrantes de los equipos políticos de los candidatos que se contagiarán.
Quiero dejar clara mi posición al respecto: es una irresponsabilidad suprema de toda la clase política, gobierno y oposición, auspiciar unas elecciones en medio de la propagación del virus, con riesgo para sus familias y la población en general.
El COVID es la justificación para todo y los funcionarios están a sus anchas porque el estado de emergencia le permite de todo, por eso nadie puede predecir cómo terminará esto porque, si bien es cierto la mayoría del pueblo quiere sacar al PLD y a la cúpula palaciega del poder, no es menos cierto que hay realidades que están haciendo más difícil el objetivo, que no es imposible pero si más intrincado el camino al éxito electoral de la oposición.
Mientras más figuras públicas se contagien, más miedo existirá en la población y menos electores concurrirán a las elecciones y, por ende, mientras menos asistan a la jornada electoral más posibilidades de obtener un mejor posicionamiento tiene el gobierno. ¡Aunque en la oposición no lo admitamos, esa es una penosa realidad!
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