Por Amín Cruz
«Los hechos de hoy tienen sus raíces en el pasado, como el fruto en la flor», Ing. Amín Abel Hasbun.
La Revolución de abril de 1965 en la República Dominicana fue un acontecimiento histórico que marcó un hito en la lucha por la democracia y la legitimidad constitucional. Este movimiento cívico-militar, liderado por el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, surgió con el objetivo claro de restaurar el gobierno legítimo y constitucional de Juan Bosch.
A diferencia de lo que algunos detractores afirman, la Revolución de Abril no buscaba instaurar un régimen socialista o comunista. Más bien, fue un llamado enérgico por el retorno al orden democrático y la justicia social. La alianza de clases que la caracterizó, entre sectores de la burguesía urbana y amplios segmentos de trabajadores y obreros, reflejaba su naturaleza profundamente democrática.
En el corazón de este movimiento se encontraba el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), aunque también hubo una presencia notable de partidos de izquierda como el 14 de Junio, el P.C.D. y el M.P.D., entre otros, sin embargo, el control político recaía principalmente en el PRD, mientras que el liderazgo militar estaba en manos del coronel Caamaño y su Consejo de Estado.
El coronel Caamaño, lejos de ser un radical comunista, era un líder comprometido con los ideales democráticos y la soberanía nacional. Su papel fue fundamental para mantener la cohesión y la dirección estratégica de la revolución. A pesar de las presiones externas y las amenazas, Caamaño demostró valentía y determinación en la defensa de los intereses más noble del pueblo dominicano.
En el transcurrir de la historia, luego de ese 24 de Abril, es lamentable ver el papel más reaccionario y anti democrático de sectores del PRD – hoy – PRM, que no han valorado en ninguna circunstancia esa lucha en aras de lograr la democracia que vivimos hoy día, desde el poder el PRM, no ha reivindicado a esos héroes, muchos de ellos anónimos por falta de apellidos y posición social.
Una característica notable de la Revolución de Abril fue la organización de los llamados «comandos», unidades políticas y militares que operaban en diversas zonas geográficas controladas por los partidos revolucionarios constitucionalistas. Estos comandos, integrados por civiles armados y militares leales al gobierno constitucional, representaban la base de apoyo popular del movimiento.
Desde una perspectiva social, los comandos estaban compuestos por una mezcla de pequeños burgueses y obreros, reflejando así la diversidad y la amplitud del respaldo popular a la revolución. A través de su participación activa en la defensa de la democracia, estos grupos contribuyeron significativamente al éxito y la legitimidad del movimiento.
Es evidente que, a lo largo de la historia, tras los eventos significativos del 24 de Abril, ciertos sectores del PRD – PRM, que fueron protagonistas, han adoptado posturas reaccionarias y antidemocráticas. Resulta lamentable observar cómo estos sectores no han reconocido ni valorado la lucha heroica que llevó a cabo el pueblo dominicano en busca de la democracia que hoy disfrutamos.
Es crucial señalar que, desde el ejercicio del poder por parte del PRM, no se ha hecho justicia ni se ha rendido el debido homenaje a aquellos héroes, muchos de los cuales permanecen anónimos debido a su falta de apellidos distinguidos o posición social.
Esta falta de reconocimiento no solo constituye una omisión histórica, sino que también representa una negación de los sacrificios y la valentía demostrada por aquellos que lucharon por los ideales democráticos del país. Es esencial que se corrija esta situación y se honre adecuadamente la memoria de aquellos que contribuyeron al establecimiento y la preservación de la democracia en la República Dominicana.
La realidad es que la Revolución de Abril de 1965 y el papel del coronel Francisco Alberto Caamaño y su Consejo de Estado dejaron un legado duradero en la historia de la República Dominicana. Su lucha por la democracia, la justicia social y la soberanía nacional sigue siendo una inspiración para las generaciones futuras, recordándonos la importancia de defender los valores democráticos y los derechos humanos en todo momento.
«La Revolución de Abril, abrió un nuevo amanecer por la lucha de la constitucionalidad dominicana», AC.
(El autor es CEO, presidente y Fundador del Congreso Hispanoamericano de Prensa, residente en Nueva York).