Quien gane las elecciones en mayo de este año y ocupe la Presidencia de la República va a estar sometido a múltiples asedios. El nuevo gobierno o la continuación del actual tienen que estar consciente de que al asumir su mandato, tendrá que enfrentar presiones, tanto de sectores nacionales como de intereses extranjeros.
El gasto social y la necesidad de reducir la pobreza son parte de este asedio. Se agrega a esto, además, las demandas de reivindicaciones por parte de una población que ha visto posponer otra vez sus esperanzas de bienestar y progreso.
Según se puede apreciar, la crisis energética constituirá un gran reto que implica una forma de asedio para cualquier gobernante que tome las riendas de la administración pública a partir de mayo próximo. De hecho el gobierno del presidente Luis Abinader Corona ha tenido que erogar cientos de millones de pesos para subsidiar los combustibles y así evitar alzas que generen disturbios e inestabilidad social. Lo que se visualiza en este aspecto es que esta situación se puede agravar si se profundizan las escaladas de las guerras entre Rusia y Ucrania, entre Israel y Gaza y ahora, como acicate, surge el potencial peligro del estallido bélico entre Israel e Irán. Todo eso apunta hacia aumentos de los combustibles.
Las deudas que contrae el Estado para subsidiar el Presupuesto General de la Nación y para destinar a otros gastos son otras formas de asedios.
Pegados a teta de la nación
No obstante estos señalamientos, el país enfrenta como asedio principal la crisis que proviene de Haití. Los trances, la convulsión política, económica y social haitiana constituyen innegablemente una causa de incertidumbre, distrae y pone en vilo los esfuerzos de las autoridades para lograr los niveles de desarrollo en estabilidad y tranquilidad, que es a lo que aspira y por lo que se ha sacrificado el pueblo dominicano, especialmente en lo que respecta a impulsar los sectores económicos, el crecimiento turístico, la protección medioambiental y los avances agropecuario e industriales.
Una especie de asedios soterrados y a veces hasta abiertamente lo realizan grupos e intereses económicos que no se cansan de engullir los dineros del erario público para engrosar sus crecientes fortunas, a expensas desgraciadamente de la profundización de las carencias y falencias en los servicios que recibe la población. «No se cansan de estar pegados a la teta de la vaca de la nación», según afirman las gentes del pueblo.
Los gastos en la frontera
Aunque no se cuantifica y detalla públicamente, el país destina millones de pesos y dólares para proteger la zona fronteriza. La movilización de nuestro ejército en la frontera constituye un gasto extraordinario de recursos que pueden ser destinados a salud pública y a combatir la miseria que todavía incide, subyace partes importantes de la población, en específico, las que sobreviven en zonas rurales.
Confrontamos el asedio permanente de naciones y de organismos internacionales que tratan de imponer sus políticas a la República Dominicana, además de que nos quieren obligar a cargar con la crisis que abate a Haití, así como de las secuelas que esta origina.
En esa línea de acosos está la insistente presencia de parturientas haitianas. Los cálculos oficiales afirman que la prestación de este servicio «humanitario» a estas extranjeras consume un porcentaje importante del gasto en salud de la nación. Constituye un acoso el que haya en el territorio dominicano una presencia cada vez más numerosa de ilegales haitianos que han ido creando guetos en diferentes ciudades y poblaciones del país.
Existen sectores empresariales y otros ligados a intereses extranjeros que señalan que la presencia de la migración haitiana contribuye a desarrollar la economía del país, pero eso no es cierto, ese enfoque es una falacia que se desploma con solo estimar los gastos en que incurre el Estado para proveer a estos de salud, alimentos y servicios, entre otros.
Viviendas para extranjeros
¿Viviendas para extranjeros? ¿Y las de los dominicanos para cuándo? Si hay algo que resulta un abominable asedio es el que ejercen países «amigos» se dedican a construir viviendas para asentar grupos humanos, específicamente haitianos. ¿Cuentan con el consentimiento de las actuales autoridades? La población percibe esta práctica como parte de la sonada «estrategia» dirigida a lograr a largo plazo un proceso de «fusión inducida» entre los dos países.
Una presión para el actual y el futuro gobierno lo constituye la manifiesta coerción de organismos internacionales para que el Estado dominicano desista de su derecho de deportar a extranjeros ilegales. Nos quieren forzar esta acción en franca violación a la Constitución de la República y a las leyes de migración del país.
Igualmente, establece una repudiable presión para obligar al país a aceptar los asentamientos de haitianos en nuestro territorio. La próxima gestión de gobierno tendrá que hacer frente a la coacción permanente que implica un «no disimulado plan» de fusión de las dos naciones, Haití y República Dominicana.
Una lista interminable
Entre los otros asedios que tendrá que afrontar un próximo gobierno:
-La realización de una reforma fiscal con miras a aumentar los ingresos del Estado para cubrir o satisfacer la creciente demanda de servicios por parte de la población.
-Humanizar y dar una mayor o mejor aplicación al régimen de pensiones que se otorgan a través del Estado.
-La inaplazable modernización de la administración pública, con miras a hacerla más eficiente y menos costosa para el Estado. Además, implementar en esta área nuevas tecnologías (IA) que contribuyan a mejorar la calidad de los servicios que se ofrecen a los ciudadanos.
-Aumentar la asignación de recursos para el sector de salud pública. Modificar la ley de seguridad social.
-Lograr una transformación radical del actual sistema penitenciario para prevenir que ocurran en las cárceles lamentables tragedias en las que han muerto decenas de ciudadanos privados de su libertad.
-Trabajar duro en una transformación real del sistema educativo para lograr una mejor calidad de la educación en el país.
-Que el nuevo Congreso de la República apruebe definitivamente las modificaciones del Código Penal y del Código Laboral, la ley del agua. Aumentar los salarios a los empleados públicos y privados para subsanar los embates de la inflación y las alzas continuas de precios de los productos de primera necesidad.
-Transformación radical del sector agropecuario y agroindustrial a los fines de aumentar la producción para satisfacer la demanda y lograr que los productos del campo para exportación y que lleguen a precios asequibles a la población.
Aunque no se manifieste abiertamente, el crecimiento inusitado del sector turístico es causa de asedios al país, de parte de competencias de destinos turísticos regionales, particularmente de países a los cuales el desarrollo del turismo dominicano ha causado merma en sus respectivas industrias.
-Profundizar el proceso para lograr una verdadera justicia independiente, que incluya a los jueces; además de poner freno a la corrupción administrativa y a la impunidad en el país.
Los asedios son cada vez más palpables en materia de conducción del Estado. Para nadie es un secreto que algunos países, potencias económicas, que disque nos prodigan cierta «amistad» tienen interés en imponernos sus propias agendas sobre cómo debemos conducir el Estado dominicano -como si no fuéramos una nación soberana-. Casi siempre solo quieren proteger sus propios intereses, socavar nuestra estabilidad, sacarnos riquezas e implementar sus propias ventajas en sus relaciones con el país.
Silenciosamente, la nación dominicana recibe propuestas dirigidas a reducir los límites marítimos a cambio de supuestos beneficios y facilidades de préstamos. Se presume que eso se debe a la posibilidad de que en nuestras costas cercanas haya yacimientos de petróleo que pudieran ser explotados con fines comerciales.
República Dominicana es un país bajo asedio de los carteles del tráfico de drogas, de armas y de contrabandos de diferentes productos. Nos acorralan también los cárteles de las drogas que utilizan nuestro territorio para desde aquí enviar sustancias ilícitas a territorios de Estados Unidos y Europa, pero que de paso dejan una parte de estos estupefacientes para su venta en el mercado local, con lo cual han estado dañando una buena cantidad de jóvenes y adultos que caen en esos vicios.
Esas prácticas nos distraen en nuestros verdaderos planes de desarrollo y hay que afrontarlas, no solo por el nuevo gobierno y el Estado, sino por toda la población, los partidos políticos sin diferencias de colores y por empresarios a los que realmente les duela su nación.
Esta es mi lista de asedios ¿cuál es la suya?
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(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).