A Pleno Sol
La iglesia católica dominicana transita por la senda del fraccionamiento. Las luchas intestinas, que tradicionalmente se quedaban a nivel de sacristía, ahora afloran en los medios de comunicación, y con reprimendas públicas.
Los curas dominicanos siempre han sido conservadores, pero tuvieron un repunte en la dirección del Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez. De vuelta a una timidez con ausencia del debate social.
Desde hace años hay una falta de vocación sacerdotal entre la juventud dominicana. Para los adolescentes no es opción entrar a las filas eclesiásticas.
La lucha interna de la iglesia es por desplazar de los puestos de dirección a los que todavía son seguidores del Cardenal López Rodríguez. Ya por razones biológicas, edad, salud, entre otros factores, el Cardenal no puede estar encima del caballo, y muchos están tratando de ser el jinete heredero.
Es el pleito por colocarse la faja de Cardenal. Un obispo dominicano tendrá prioridad al momento en que abdique López Rodriguez. Aunque los religiosos no son amigos de los juegos de azar, es como si fuera un billete de lotería, que solo habrá un premiado.
Si se pasa hoy revista a la situación interna de la iglesia, el terreno está bajo control de la nueva directiva de la Conferencia del Episcopado Dominicano y del arzobispado de Santo Domingo.
El sector más conservador ha desplazado a los obispos que eran de vanguardia, que tenían un mensaje social, que estaban contra el aborto y el matrimonio del mismo sexo, y que defendían la nacionalidad, la independencia y la soberanía a capa y espada.
En la Conferencia del Episcopado Dominicano hoy impera la línea del silencio en torno a los problemas con Haití. Hay más, los nuevos obispos son partidarios de la Pastoral Haitiana, y la regla de oficiar la misa en creole.
Uno de los últimos bastiones que tiene la iglesia es mantener la lucha contra el aborto. La defensa del derecho a la vida. En la República Dominicana una de los principales voceros religiosos en contra del aborto fue pensionado, y colocado en un cuarto de estudios para que escriba sus memorias.
Monseñor Víctor Masalles es un obispo de pelea. Cansado por los años, y con pase de retiro, de seguro no tirará la toalla, y seguirá siendo fiel a una iglesia de compromiso social, de enfrentar el aborto y de plantear soluciones a los males sociales. La lucha no ha terminado. ¡Ay!, se me acabó la tinta.
manuel25f@yahoo.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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