El presidente de la República, Luis Abinader, instó a la oposición a unirse en la defensa de los intereses de la nación y fijar una sola posición en lo referente a la problemática haitiana.
«Quiero hacer un llamado a nuestros adversarios de los partidos políticos de oposición, que si bien tenemos diferencias y debemos de tenerla, porque esa es la democracia, hay algo en que debemos unirnos: en la defensa de los intereses de la nación», manifestó en un recorrido por la región sur del país.
Y agregó: «Les pido que acepten la invitación que le hicimos hace seis meses para que ante la situación grave que hay en el vecino país, donde tenemos un gobierno que no tiene control y una parte importante del territorio está en manos de bandas criminales, yo les pido que acepten y que vengan de igual a igual, a discutir con nosotros para tener una sola posición en relación con la República Dominicana y el vecino país».
Abinader precisó que, aparte de eso, pueden seguir haciendo toda la oposición, porque esa es la democracia que hoy reina en el país y que es positivo el debate de las ideas, pero, alertó que “en lo relacionado con este asunto, debemos ponernos de acuerdo”.
Se trata de una oportuna brecha para que el liderazgo político nacional demuestre, con hechos, que realmente tienen la mente puesta en el corazón y los intereses de la población, demostrar que defienden la soberanía nacional. En esta circunstancia, la politiquería rastrera y las maniobras malintencionadas con objetivos proselitistas deben dejarse a un lado porque está en juego nuestro territorio.
Creo en la probada honestidad, valentía, responsabilidad y vocación patriótica del jefe de Estado, quien en los escenarios mundiales ha sido la voz de alerta de la crisis de violencia e inseguridad de Haití, sobre todo ante una patética comunidad internacional que ha mostrado evidencia de indiferencia y ha dejado el caso en manos de la República Dominicana a sabiendas de que no está en nuestras manos la solución de ese inestable y colapsado pueblo.
Por fortuna, la actitud de la comunidad internacional cambió desde el momento que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, instó en la reciente Asamblea General de la ONU a autorizar el envío de una fuerza internacional hacia Haití para ayudar a la policía a luchar contra las pandillas. De hecho, ese pedimento fue un endoso, un reconocimiento, a la solicitud que en varias ocasiones ha hecho Luis Abinader, sin lograr respuestas del organismo.
En realidad, llama la atención que la oposición política del patio, salvo excepciones, ha guardado silencio y no ha asumido una postura firme en esa eventualidad. En cambio, se concentra en los desesperados aprestos de campaña de cara a las elecciones del 2024, disparando críticas contra el gobierno con los mismos discursos desfasados de las décadas pasadas.
A excepción del ex mandatario Leonel Fernández, y del candidato presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Abel Martínez, las demás fuerzas políticas no se han pronunciado.
¿Dónde está el patriotismo y el nacionalismo que dice tener el liderazgo político, cuando su país está amenazado de una inminente entrada de hambrientos inmigrantes indocumentados a causa la crisis haitiana, luego de decretarse el correcto cierre frontera?
Fernández favoreció la postura del Gobierno dominicano frente a la resistencia haitiana de paralizar los trabajos de canalización de las aguas del río Masacre, al considerar que la construcción de la obra es una violación de la soberanía nacional. Coincide así con el respaldo ofrecido al Poder Ejecutivo de parte de los medios de comunicación, los empresarios y la mayoría de los estamentos de sociedad dominicana.
En ese contexto, Abel Martínez propuso la creación de una comisión de expertos, juristas y sectores representativos de la sociedad para gestionar la situación creada en la frontera, pero recomienda al presidente Luis Abinader que se aparte del tema, para evitar “contaminación electoral”. ¿Y entonces? ¿Qué podría resolver una comisión de teóricos? ¿A cuál contaminación electoral se refiere?
Es que todo lo quieren distorsionar, politizar a su favor, como si la población fuera un nido de borregos o la ingenua de años anteriores, que pueden manipularla a su antojo. Y no es así, pues la mayoría del pueblo ha madurado, sabe en quién confiar y por quiénes votar en unas elecciones.
¿Acaso olvida que Abinader es el responsable de proteger, garantizar, la paz, la seguridad y la soberanía nacional? Si el Presidente se apartará del tema, estoy seguro que la oposición aprovecharía para acusarlo de irresponsable e inepto (se lo han dicho en diversas oportunidades) y sacarlo de la competencia electoral. Pienso que es una sugerencia envenenada.
Peor aún. Un senador presentó una resolución con la cual busca citar ante el Senado al ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, para que explique “el drama” que vive la relaciones entre República Dominicana y Haití. Señaló que existe un “torbellino de desinformación” respecto a la situación con Haití producto de la construcción del conflictivo canal.
Tal parece que ese legislador desconoce que la política exterior del Estado dominicano la dirige el presidente de la República, no el canciller. Naturalmente, él cumple con el mandato de su organización; tiene la suerte de que muchos medios de comunicación y redes sociales le publican todo lo que declara.
Debiera sacar unos minutos para leer el Tratado de Paz, Amistad y Arbitraje entre la República Dominicana y Haití, firmado en Santo Domingo, el 20 de febrero de 1929, cuyo artículo 10 dice lo siguiente:
En razón de que ríos y otros cursos de agua nacen en el territorio de un Estado y corren por el territorio del otro o sirven de límites entre los dos Estados, ambas Altas Partes Contratantes se comprometen a no hacer ni consentir ninguna obra susceptible de mudar la corriente de aquellas o de alterar el producto de las fuentes de las mismas.
Es justamente lo contrario de lo que están haciendo los haitianos con la autorización de sus autoridades, en violación a ese tratado. Son tan descarados que llaman al diálogo al gobierno dominicano, mientras continúan de manera altanera y provocadora trabajando en el desvío de las aguas del Masacre.
Este es el momento de echar a un lado las diferencias políticas e ideológicas para hacer causa común en la preservación de nuestra soberanía y, como señala el primer Ejecutivo de la nación, fijar una sola posición, en lo referente a la problemática haitiana.
Si usted no actúa en consecuencia con los principios patrióticos que dice tener y no apoya ese llamado, por razones políticas o diferencias con el gobierno, en efecto, le estaría enviando un erróneo mensaje a una población que sigue de cerca sus actuaciones y que podría endosarle una factura devastadora para hundirlos en las urnas. Demuestren con hechos que son patriotas y nacionalistas.
mvolquez@gmail.com
(El autor es periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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