El 30 de marzo de este 2023, la República Dominicana perdió una gran ciudadana, una gran mujer, una gran promotora cultural. Si dijera que Puerto Plata resulta doblemente afectada, será fácil inferir que me estoy refiriendo a doña Lilian Russo de Cueto, presidenta desde mayo de 1992 hasta su fallecimiento de la Sociedad Cultural Renovación.
Nació en La Vega bajo la pesada atmósfera de la dictadura de los Trujillo. Sus padres, Miguel Russo y doña Dora Fernández, optaron cautamente por trasladarla a Puerto Plata, dado que el progenitor había sido señalado como “desafecto” a la tiranía. También a la joven, de veinte años entonces, le repugnaba el trujillato.
Parece que su vida estuviera orientada por la sentencia de Pedro Henríquez Ureña “Sólo la cultura salva a los pueblos”. Trabajó intensamente, junto a valiosos puertoplateños, por la educación y el crecimiento intelectual de esa provincia. Solo la biblioteca de la Sociedad Renovación bastaría para testimoniar lo que hace la institución, ahora dirigida por la vicepresidenta, doña Gisela Padovani de Durán.
En Puerto Plata se casó con Fernando Cueto, allí nacieron sus hijos, allí participó en los movimientos cívicos contra los remanentes de la dictadura trujillista. En Puerto Plata explayó sus ideales libertarios y demostró su perpetua vocación por la mejoría de la sociedad y para el trabajo desinteresado en pro del desarrollo de esa comunidad.
Me permito transcribir la carta remitida a la Sociedad Cultural en mi condición de director de la Biblioteca Nacional.
Distinguidos señores:
El fallecimiento de doña Lilian consterna a la sociedad cultural de nuestro país; su labor de vida fue, y será siempre, no solo un referente del activismo cultural puertoplateño, sino también un modelo de mujer comprometida con el desarrollo educativo de nuestra nación.
Una sola cosa nos consuela: como sembradora que riega en buena tierra la simiente de su vocación de servicio, nos deja en herencia a sus hijos y a varias generaciones de puertoplateños que la relevarán en la incansable tarea de educar y promover la cultura de nuestro país.
Reciba la Sociedad Cultural Renovación nuestras condolencias. Vaya también nuestro deseo de que continúe siendo un espacio dinámico de arte y cultura, y en especial al personal de servicios de la emblemática Biblioteca que desde su creación ha servido de apoyo didáctico a estudiantes y estudiosos.
Gracias a su esfuerzo, mancomunado con la colaboración de hombres y mujeres que la acompañaban en su labor, doña Lilian fue reconocida por la Biblioteca Nacional como Bibliotecaria Ejemplar. Nuestra admiración por ella será eterna.
rafaelperaltar@gmail.com
(El autor es periodista y escritor residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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