Por Wenzel Musset Lorenzo
Un colmado es una pequeña tienda o bodega que lleva una amplia selección de mercancías por lo general comestibles, aunque este tipo de establecimiento no tiene nada que ver con política, los gobernantes de la República Dominicana sufren de tratar a la política como un negocio en vez de tratarla como una ciencia digna de ocupar las inteligencias nobles, como decía el patricio Juan Pablo Duarte, por eso nos referiremos en este artículo al Partido de la Liberación Dominicana como un colmado, una bodega o una empresa, ya que hace mucho tiempo dejó de ser un partido.
Un colmado tiene una quiebra segura cuando cae en manos de un mal administrador, como es el caso de Danilo Medina. En su afán por mantener su posición en el partido que contribuyó a convertir en negocio, tomó acciones que lo condujeron a la quiebra, siendo ejemplo de esto la decisión de poner un candidato débil en un momento de crisis partidaria como lo fue Gonzalo Castillo y gastando enormes cantidades de dinero en su campaña, habiendo dirigentes de larga data y decenas de figuras más presidenciables de lo que era el exministro de Obras Públicas, siendo esto solo un ejemplo de sus malas decisiones en los últimos años.
Lo penoso de una mala administración es que pagan todos los que están alrededor, cuando se trata de administración política es mucho mayor el daño. El pueblo fue humillado y maltratado por los gobiernos del partido morado, el partido se dividió, aún peor, afectó a su familia y amigos que ahora están en la palestra debido a sus actuaciones.
Nada le es suficiente al resto del PLD para entender que por más mensajes optimistas, congresos y cambios de mandos medios, el partido no cambia a menos que sus líderes sean cambiados.
El PLD está dejando pasar una oportunidad valiosa de darle la espalda a los malos administradores que tienen para devolver la dignidad a su partido y empezar aplicar la verdadera política, dejando atrás la actitud de negociantes que los hizo perder y que les ha causado tantas divisiones y fracasos en los últimos años. Lamentablemente los que tratan la política como su negocio personal se olvidan de que esta ciencia tiene que ver con mucho más que dinero e imposición, esta es una ciencia social que se cumple en ciclos, las figuras políticas lo tienen y luego de cumplido dicho ciclo, pasan al desgaste y muchas veces a divorciarse de los principios con los que empezaron.
Esperarán a tener más división, más presos, más escándalos que salgan a la luz para entender que quien trata un partido como un colmado para imponer intereses personales, termina destruyendo a la organización y sus integrantes. Deberían verse más en el espejo de su aliado el PRD y su líder Miguel Vargas, que por su mala administración terminó en el mismo camino por el que va el expresidente Medina, convirtiendo el PRD en una bodega a un paso de cerrar, en vez del partido respetado que solía ser.
Culmino este artículo con la frase del extinto profesor Juan Bosch “Un partido no es lo que sean sus masas sino lo que sean sus dirigentes”.
wenzelmlorenzo@gmai.com
(El autor es escritor y estudiante de derecho, residente en Santo Domingo, República Dominicana).
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