A rajatabla
Hoy en día cobra mucho valor el dicho aquel de que «uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde», más aun cuando se trata del espacio democrático que con tanto sacrificio levanta y consolida una nación para verlo derrumbarse en un santiamén.
Aun con sus añejas falencias racista y xenófoba, Estados Unidos figuró como uno de los países desarrollados con mayores niveles de libertades ciudadanas hasta el retorno a la Casa Blanca de Donald Trump, cuando el régimen de derecho ha empezado a derrumbarse con medidas estrafalarias que violan a la Constitución.
El ultraderechista argentino Javier Milei llamó «hijos de putas» a centenares de jubilados que se manifestaron frente al Congreso en protesta por la degradación de sus pensiones aguijoneada por la política neoliberal que aplica ese régimen.
Ese señor minimizó la grave herida sufrida por un fotógrafo independiente por el impacto en la cabeza de una bomba lacrimógena lanzada por un policía contra la multitud, y en vez de lamentar el suceso, felicito a los agentes actuantes y amenazo con enviar a prisión a los manifestantes.
Daniel Ortega y Rosario Murillo, han instalado en Nicaragua una dictadura que encarcela o envía al exilio, previo despojo de la ciudadanía, a nicaragüenses de todos los sectores sociales, siendo su más reciente victima Henry Ruiz, «comandante Modesto», héroe de la Revolución Sandinista, enjaulado en su propio hogar.
Ecuador extravió su democracia, sumido hoy en un estado de ingobernabilidad, violencia y criminalidad, con Daniel Noboa erigido como pichón de dictador, quien ante una masacre perpetrada por el crimen organizado, prometió a los militares indulto presidencial con tal de que respondan con otra matanza.
En el Perú, el Parlamento destituye a un presidente constitucional, Pedro Castillo, para colocar a Digna Boluarte, contra quien ya se han elevado 34 acusaciones y denuncias penales por enriquecimiento ilícito y reprimir manifestaciones ciudadanas.
La democracia se derrumba como castillo de naipes, desde el sur del Rio Bravo hasta la Patagonia, con afectación o inestabilidad también sobre Venezuela, Bolivia, Colombia, Honduras y Guatemala, así como el peligro que pende sobre Panamá con la amenaza de Trump de apropiarse a cualquier costo de su canal interoceánico.
Desde 1994, República Dominicana desarrolla un liderazgo político, empresarial y social que promueve principios básicos de la democracia formal, lo que ha permitido la celebración de elecciones libres y concurridas, con la participación de la población en la defensa de la Constitución Política.
Ante la repentina convulsión global con epicentro en la Casa Blanca, se requiere fortalecer las amarras de la democracia para que no se arrastrada por corrientes de intolerancia, represión, cruenta crisis económica y anarquía política.
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(El autor es abogado y periodista residente en Santo Domingo, República Dominicana).