«Vemos al mundo y las cosas, no como son, sino como somos nosotros». Esta frase atribuida al filósofo alemán Immanuel Kant, también es atribuida al pensador Indio, Jiddu Krishnamurti entre otras personas… En fin, cualquiera que la haya dicho aquí nos las «latimos».
¡Podrás pensarte el ser más perfecto e «impoluto» del planeta, un perfecto orgullo para ti mismo… vaya! Un ser privilegiado y lleno de «atributos» que te hacen pensar, que eres «único» e irrepetible.
Pero la verdad es que eres el producto de tus creencias y, todavía peor, de lo que «especulas» al mirar o «percibir». Cada uno de nosotros, goza de «esta cualidad» en la cual, damos por sentado que lo que vemos, es lo que es y de paso, procesamos como «eso»…
Lo interesante de esto es que nunca pensamos. ¿Por qué pensamos lo que pensamos…? ¿Quién o qué, nos hizo pensar así? ¿De dónde viene «toda esta cosa» que llevamos en la cabeza?
Sería interesante que analizáramos, individualmente, qué tipo de pensamientos tenemos al mirar las cosas y en ese «interiosamiento» descubrir quiénes somos y que tan errados o ciertos estamos.
Nos evitaríamos una cantidad continua de debates y luchas estériles si de una vez y por todas aprendemos, que cada cual «tiene» una forma distinta de ver lo que no es para ti, aunque tú lo estés viendo «mejor»…
Estos latidos que escribo, por ejemplo, tienden a plasmar mi visión del mundo y las cosas, pero eso no significa que sean «la verdad», o que si «es la verdad», es solo mía y los demás, es decir ustedes, dirán, «pero ete tipo está loco», bueno, en eso tengo que darles crédito.
Aunque locos estamos todos y no es para menos, andamos en una bola dando vueltas a miles de kilómetros por hora, ciento siete mil para ser exactos, o sea, dos millones y medio en un solo día! Wuaooo!! A esa velocidad a cualquiera se le van los frenos.
Andamos todos «destornillados», con razón que cada uno ve lo que no ve el otro y viceversa… Ya sabiendo que cada uno ve «lo que es» como que va siendo hora de dejar de pelear con su esposa, amigo o el que tenga al lado. Déjelo fluyendo que usted anda en las mismas.
En mi caso particular, yo veo un mundo muy bonito y especial, algo tan perfecto que no sería capaz, ninguno de nosotros, de idealizarlo. Un mundo diseñado a la medida, no hay ni siquiera una cucaracha que sobre. Así sea para hacernos salir desnudos y gritando del baño, cosa que apreciara la vecina, que sueña conmigo…
Un mundo que tiene agua y la bebemos, aire y respiramos, alimentos y todo lo esencial para que esta máquina increíble que nos sostiene, el cuerpo, pueda funcionar y continuar jodiendo por los caminos.
Unos senderos y ríos y mares y nubes y volcanes y todo lo que brota subliminalmente de la tierra. Es nuestro! Son regalos dados o «coincidentes» de «algo» o «alguien», como lo vea usted, que, lamentable o venturosamente, tienen un ciclo de llegada, estadía y despedida.
Así es como yo veo al mundo. Un lugar encantado y habilitado para nosotros y lo que hagamos con él. Usted se podrá amargar sus momentos con pendejadas «que ya sabía» que pasarían, o podrá hacerse «el loco» y darle pa’ lla’… hasta donde llegue.
A mí se me cayó el pelo de tanto que me lo jalaron, pero yo no me he arrancado ni uno solo. Sigo intacto hasta donde aguante. Lo que veo es que sigo intentando no ver lo que veo, ni lo que ven ustedes. Si no «ese algo» que Kant o Krishnamurti alcanzaron a ver; «Ese mundo como es y no como somos nosotros». Salud!. Mínimo Vemosero.
massmaximo@hotmail.com
(El autor es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach, EEUU).